RESEÑA DE EN TIERRA DE ÁNGELES, JORGE DE BARNOLA.

Título: Walden Pond. En tierra de ángeles

Autoconclusivo

Autor: Jorge de Barnola

Formato: 15x23cm

272 páginas.

Rústica con solapas.

Género: Fantasía romántica.

Billy es un chico problemático de familia desestructurada. En la caravana en la que vive el ambiente es irrespirable, y la relación con el novio de su madre cada día es más tensa.
Las cosas no marchan mejor en el instituto; su fama, labrada durante años mediante amenazas y peleas, lo ha convertido en alguien con quien nadie se quiere cruzar.

Tampoco querrá toparse con él Steve, un nuevo alumno que ha llegado al pueblo junto con su hermana Samantha. Se han instalado en Concord con su padre, músico de profesión, buscando por fin la estabilidad tras un largo periodo de mudanzas de un estado a otro.
Sin embargo, en un instituto es difícil evitar los problemas cuando estos vienen directamente hacia ti.

Sobre esto sabe bastante Ariel, el ángel custodio de Billy, acostumbrado al comportamiento impredecible de los humanos.
El camino de su protegido es errático y los medios con los que cuenta para aconsejarle son muy limitados.
El encontronazo entre los dos chicos desencadenará una serie de acontecimientos que pondrá a Samantha en el ojo del huracán.
Ariel comprende entonces que hay sinergias a las que uno no puede hacer frente, y se entregará a la tentación de ser otro, experimentando el amor como si de un humano se tratara.

Mientras tanto, Billy, abandonado por su ángel guardián, tomará decisiones equivocadas con fatales consecuencias.

Podéis comprar el libro aquí.

OPINIÓN PERSONAL

Hace unos días, me llegó la oportunidad de participar en la LC de Walden Pond. En tierra de ángeles, de la mano de la propia editorial. La verdad es que no lo pensé mucho y me lancé de cabeza a por ello, porque desde el momento cero, me dió muy buena impresión el libro. Todos sabemos que las historias de ángeles, con o sin contenido romántico, están muy trilladas, sobretodo éstas últimas, y esa fue una de las razones que me impulsaron a querer leerlo. Necesitaba que me sorprendiera, con algo nuevo, una trama que no fuera muy predecible, o que al menos no tuviera esa dosis de pastelón juvenil, que pese a que me gusta y que conste, no es lo que en este momento me apetecía leer. Y creo que fue una elección muy acertada. La sinopsis nos da alguna pista sobre lo que puede ocurrir a lo largo de la lectura, pero deja margen a la imaginación, por lo que la sorpresa podía ser muy grande o muy pequeña, dependiéndo de cómo se desarrollara la trama.

Por un lado tenemos a Billy, un chico problemático, con una infancia difícil, insostenible desde la muerte de su padre en un fatídico accidente del que su madre se siente responsable, sentimiento que no podrá gestionar con entereza, y la sumirá en una vorágine de autodestrucción, arrastrando con ella a su hijo, que por otra parte, le recuerda fisicamente a su padre y no hace a sus ojos sino atormentarla con lo que podría ser y tener, y perdió. Billy se mete en peleas, va de matón de barrio, acosando a sus compañeros de clase para hacerse respetar en su maltrecha visión de cómo deben ser las cosas, ve todo a través de un prisma deformado y deficiente que le brinda una visión tan retorcida, promovida por su propia inseguridad y sus miedos, y se siente tan perdido, abandonado y permanentemente humillado por todo el mundo a su alrededor, que su único medio de contrarrestarlo es arremetiendo contra todos y contra todo como forma de autoprotegerse. No es consciente de su manera de actuar tan destructiva hasta que Samantha, en un momento álgido de la historia, se lo hace ver. 

Por otro lado tenemos a Samantha, una chica normal  de padres divorciados con aspiraciones normales, con una vida nómada hasta que llega con su familia a Concord para establecerse, debido a la profesión de su padre, un músico con pretensiones de estrella, que pese a conseguir cierto renombre con su grupo musical, no llega a ser nunca la estrella que soñó que sería, por lo que en beneficio de sus hijos decide asentarse en esta pequeña localidad en el condado de Middlessex, a treinta kilómetros de Boston. Samantha tiene un hermano, Steve, que será el detonante decisivo para que los caminos de Billy y Samantha se crucen, iniciando así un trazado con consecuencias nefastas para Billy, que emprende un declive brutal desde ese momento, y se marcha de casa, para vivir apartado de la sociedad en una soledad absoluta, y sin medios para poder sobrevivir por su cuenta. 

Y finalmente, Ariel es el tercer elemento de esta tríada de personajes principales. Ariel es el ángel custodio de Billy. Es quién lo calma, o lo intenta, en momentos de crisis, quién le aconseja y le reconforta en sueños, quién le guía sin entrometerse ni juzgarlo a través de pequeñas interacciones que duran segundos de tiempo, tomándo la forma de pequeños animales, como mariposas o mapaches, o también como susurros traídos por la brisa. Cuando los caminos de Billy y Sam se cruzan, inevitablemente también lo hace Ariel, que permanece siempre junto a su protegido hasta ese momento, y a partir de entonces, irremediablemente Ariel sentirá la necesidad inexplicable de ver y estar con Sam, incluso aunque tenga que descuidar su labor de ángel custodio, algo que invariablemente acabará sucediendo de una manera progresiva e imparable. Ariel acabará centrándose en Sam, en sus recién descubiertas pasiones humanas,en sus dudas y sus nuevos deseos, y sin atender a razones ni a prohibiciones, dejará de lado a Billy, olvidándo su tarea como protector de éste.

Así pues, cada decisión que tomen, cada rumbo que decidan emprender, tendrá consecuencias y les llevará hacia un desenlace que ninguno de los tres podrá evitar, por mucho que traten de hacerlo. 

Sinceramente la lectura no ha sido como esperaba. Esperaba algo así pero sin la parte más dramática. Y tengo que decir que incluso en los momentos más crudos he disfrutado de la historia, he empatizado muchísimo con Billy, y me he sentido mal al saberlo tan solo, tan desamparado, sin nadie que cuidara de él, pasándo hambre, frío, miedo... Como os decía al inicio de la reseña, esperaba una lectura diferente, que me sorprendiera, que no fuera la típica historia romántica de ángeles interactuándo con humanos, y realmente ha sido así. Para nada esperaba una historia con tintes tan trágicos. Es una historia narrada de manera muy directa, y al no ser un libro muy largo, creí que no podría ponerme en la piel de los personajes, sobretodo en el caso de Billy, que es con quién realmente más he conseguido empatizar. Ha habido momentos en que alguna lágrima se me ha escapado, tengo que reconocerlo. Y me hubiera gustado otro final para él, la verdad. Aunque sé que es como debía terminar la historia, no puedo dejar de apiadarme del pobre muchacho, que va de berenjenal en berenjenal, y todo el mundo cree que es una mala hierba que merece lo que le pueda pasar, y la verdad es que sólo es un niño asustado, lleno de traumas, que en lugar de esperar el golpe acurrucado en un rincón como cuando era un niño, ahora prefiere esperarlo con los puños en alto, preparado para saltar incluso antes de que le den un motivo, siempre a la defensiva. Es muy triste la situación que sufre. Y sufre, muchísimo. Creo que por eso no he conseguido ponerme en la piel de Ariel. Me ha parecido egoísta, débil y transgresor. Descuida sus obligaciones en pos de sus pasiones y debilidades, aún cuando sabe que Billy lo necesita, y empieza a pensar que no merece la pena el esfuerzo. Me da la impresión de que Billy está tan solo, que incluso su ángel guardián ha perdido su fe en él.  Esa es mi impresión. En algún momento de la historia, Ariel se contamina de sentimientos e ideas que sólo debería tener un humano, que están más allá de su naturaleza angelical, y a partir de entonces, no podrá pararlo. Tampoco lo culpabilizo, pero en algún momento creo que debería haber estado por encima de todo eso, y al menos cuando Billy está en su punto más bajo, haber atendido a sus deberes como ángel custodio, no dejándolo abandonado a su suerte. No he podido evitar sentir que de algún modo era un proceder cruel y egoísta, y que Ariel en el proceso, perdía su razón de ser.

También contamos en la historia con personajes secundarios que cada uno en su papel, cumplen con la función que requiere la trama en cada momento, aportándo ese punto de dejadez, de compresión o de indiferencia, según de que personaje se trate, y que de algún modo, encaminan a Billy hacia el desenlace que nadie podrá evitar. De éstos personajes, creo que es la madre de Billy la que más merece mi recriminación. Comprendo sus circunstancias, comprendo su dolor, pero no puedo compartir su proceder. Es algo que escapa a mi entendimiento.

Realmente tenemos entre manos un libro corto pero intenso. Me hubiera gustado que fuera más largo para que las circunstancias de Billy, de su madre y todos los acontecimientos que suceden en el libro, hubieran quedado plasmados de manera más amplia, con más detalle. Pero aún así, no le faltan páginas para conseguir que entendamos el porqué de lo que ocurre y cómo ocurre, ni para que podamos ponernos en la piel de los personajes, y en saber porqué cada uno actúa de la forma en que lo hace. La narración es clara, concisa y sencilla, lo que no le resta atractivo y le suma agilidad al ritmo narrativo.

Es la primera obra que leo de éste autor y espero que no sea la última. Sinceramente, la he disfrutado hasta la última página. El epílogo ha sido para mí, una sorpresa de última hora. Como encontrar ese caramelo que tanto de gusta en un lugar en que ni recordabas que lo habías guardado.

Espero que os animéis a leer esta historia. Es una buena lectura rápida, ideal para compaginarla entre lecturas mucho más pesadas y densas,o para disfrutarla una tarde de áquellas de manta y sofá. 

Mi valoración:

y media.

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